Los Mitos Fundacionales del Estato de Israel
Por Roger Garaudy
Parte 1 I Parte 2 I Parte 3 I Parte 4 I Parte 5 I Parte 6 I Parte 7 I Parte 8
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A) Los textos
Los textos fundamentales, decisivos para establecer lo que pudo ser la solución final son, en primer lugar, las órdenes de exterminio atribuidas a los más altos responsables: Hitler, Goering, Heydrich, Himler, y las órdenes cursadas para su ejecución.
En primer término la directiva de Hitler sobre el exterminio.
A pesar de los esfuerzos de los teóricos del genocidio y del Holocausto, jamás se ha encontrado ningún indicio. La Sra. Olga Wormser-Migot escribió en 1968:
No existe en absoluto orden escrita de exterminación por Gas en Auschwitz, tampoco existe orden de cesar en noviembre de 1944. Ella misma matiza: Ni en el proceso de Nuremberg ni en el transcurso de los procesos locales, ni en el proceso de Höss en Cracovia, o de Eichmann en Israel, ni en los procesos de los comandantes de campos, ni en los de noviembre de 1966 a agosto de 1975 en el proceso de Francfort (acusados de Auschwitz de segunda fila) se ha presentado la famosa orden firmada porHimmler, del 22 de noviembre de 1944, poniendo fin al exterminio de los judíos por el sistema del gas, la orden que pondría fin a la solución final (153).
El Dr. Kubovy, del Centro de Documentación de Tel Aviv, reconocía en 1960 que: no existe ningún documento firmado por Hitler, Himmler o Heydrich que hable de exterminar a los judíos Ia palabra exterminio no aparece en la carta de Goering a Heydrich relativa a la solución final de la cuestión judía (154).
Después del coloquio celebrado en la Sorbona, en París, en febrero de 1982, para tratar de rebatir los trabajos críticos de los revisionistas, Raymond Aron y François Furet declararon, en el transcurso de la conferencia de prensa que siguió al encuentro: A pesar de las investigaciones de los más eruditos no se ha podido jamás encontrar una orden de Hitler mandando exterminar a los judíos.
En 1981, es la confesión de Laqueur: Hasta la fecha no se ha encontrado ninguna orden escrita de Hitler tendente a destruir a la comunidad judía europea, y, con toda seguridad, esta orden no fue dada jamás. (155).
A pesar de todo esto se ha encontrado, a instancia de Vidal Naquet y de León Poliakov, a otros historiadores que firman la declaración siguiente:
() no es preciso preguntarse como técnicamente tal muerte en masa ha sido posible. Ha sido posible técnicamente porque ha tenido lugar. Este es el punto de partida obligado de cualquier investigación histórica sobre el particular. Esta verdad es la que nos corresponde recordar simplemente: No hay, no puede debatirse la existencia de las cámaras de gas.
- No es preciso preguntarse
- El punto de partida obligado
- No puede debatirse
Tres prohibiciones, tres tabúes, tres limitaciones definitivas para la investigación.
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Un texto de tal naturaleza marca un hito efectivamente histórico en la historia de la Historia: El hecho que se trata de establecer es admitido, ante cualquier investigación y cualquier crítica, como verdad absoluta e intangible prohibiendo, por tres imperativos rescisorios, cualquier búsqueda y cualquier crítica a lo que una vez fue, al día siguiente de la victoria, juzgado por los vencedores.
La Historia debe por tanto, si desea respetar su status científico, ser una perpetua búsqueda, poniendo en duda incluso lo que se creía definitivamente establecido como el principio de Eurípides o las leyes de Newton.
He aquí un ejemplo significativo:
El Comité Internacional de Auschwitz decidió, en noviembre de 1990, reemplazar la placa conmemorativa de Auschwitz, que indicaba 4millones de muertos por otra que portara la mención más de un millón de muertos. El doctor Maurice Goldstein, Presidente de este Comité, se opuso (156).
Según, el doctor Goldstein no había necesidad de cambiar las antiguas placas, pero deseaba que en la nueva placa no se indicaran cifras puesto que conocía que probablemente sería preciso en breve revisar de nuevo a la baja la cifra que actualmente se podía leer.
La placa, en la entrada del campo de Birkenau, contenía la siguiente inscripción hasta 1994:
Aquí, de 1940 a 1945, 4millones de hombres, mujeres y niños fueron torturados y asesinados por los genocidas hitlerianos.
Gracias a la intervención del Comité Internacional del Museo del Estado que preside el historiador Wladislaw Bartoszewski, y que está formado por veintiséis miembros de todas las nacionalidades, el texto fue modificado en un sentido menos alejado de la verdad:
Que este lugar donde los nazis asesinaron a un millón y medio de hombres, mujeres y niños, en su mayor parte judíos de diversos países de Europa, sea para siempre para la humanidad un grito de desesperación y una advertencia (157).
Este ejemplo demuestra que la Historia, para escapar al terrorismo intelectual de los predicadores del odio, exige una perpetua revisión. La Historia o es revisionista o se convierte en una propaganda disimulada.
Volvamos a la historia propiamente dicha, crítica, revisionista, es decir fundada en el análisis de los textos, la verificación de los testimonios, los dictámenes periciales sobre el arma del crimen.
He aquí lo que, en el programa del Partido Nacionalsocialista, se dice concerniente a los judíos.
El problema judío se aborda en el punto 4 del Programa del Partido Nacionalsocialista.
Nadie, fuera de los miembros de la Nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule la sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún
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judío será miembro de la Nación.
Staatsbürger designaba al ciudadano y Volksgenosse al ciudadano completo, como miembro de una comunidad homogénea.
Más adelante, leemos en el punto 5·:
Quien no sea ciudadano del Estado, sólo residirá en Alemania como huésped (Gast) y será considerado como sujeto a leyes extranjeras.
Después, el punto 7·, trata de la prohibición de permanecer en el Reich, en determinadas condiciones, a aquellos que no posean la nacionalidad alemana; en el punto 8 se exige el cese de toda nueva emigración de no alemanes así como la expulsión inmediata de los no alemanes que hubieran entrado en Alemania con posterioridad al 2 de agosto de 1914. Este último punto está dirigido visiblemente contra los Judíos del Este que en gran número llegaron a Alemania durante y tras la Primera Guerra Mundial.
El punto 23 aborda igualmente este problema: estipula que los judíos no tendrán derecho a trabajar en la prensa, y el punto 24 afirma que el Partido luchará contra el espíritu materialista judío.
A- Las órdenes de Hilter sobre el exterminio de los judíos
En su libro La Destruction des juifs d'Europe Raul Hilberg, en 1961 en su primera edición, escribe que hubo dos órdenes de exterminio dadas por Hitler: una en la primavera de 1941 (cuando la invasión de Rusia) y la otra algunos meses más tarde.
Pero en 1985 en la segunda edición, revisada, todas las referencias a las órdenes o a las decisiones de Hitler referidas a la solución final han sido sistemáticamente suprimidas (158).
La edición de 1961 indicaba, en la página171: ¿Cómo apareció la frase decretando la muerte? Esencialmente por dos decisiones de Hitler. Una orden la dio en la primavera de 1941.
¿En qué términos fueron dadas estas órdenes?
Hilberg: Según el General Jodl, que escribió el documento que cito, los términos eran los siguientes: Adolfo Hitler dijo que quería que los comisarios bolcheviques judíos fueran liquidados. Este es el primer punto Tal era el contenido de la orden descrita por el General Jodl (159).
Hilberg: La orden fue verbal.
De esta manera: ¡Hilberg ha dicho que el General Jodl había dicho que Hitler había dicho!
Desde sus primeras diatribas antisemitas y en el Mein Kampf, Hitler proclamó su voluntad de expulsar a los judíos de Alemania. No poseemos sin embargo textos alemanes en los que se utilice la expresión solución final a fin de obtener una definición precisa.
El 24 de junio de 1940, tras la victoria sobre Francia, Heydrich evoca en una
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carta a Ribbentrop, Ministro de Asuntos Exteriores, una solución final territorial (Eine territoriale Endlösung) (160).
Crear, fuera de Europa, una reserva judía y Ribbentrop sugiere entonces el plan Madagascar.
En julio de 1940, el responsable de los asuntos judíos, Franz Rademacher, resume así esta directiva: ¡Todos los judíos fuera de Europa! (161).
Esta solución final territorial respondía en efecto a la situación nueva de Alemania que dominaría en lo sucesivo a Europa: no era bastante con expulsar sólo de Alemania a los judíos.
El responsable de este proyecto de solución final para la deportación de todos los judíos de Europa a Madagascar, Rademacher, hacía observar que su realización llevaría cuatro años y, en el capítulo financiero, indicaba que: La realización de la solución final (Endlösung) propuesta exige medios cuantiosos (162).
B- La carta de Goering a Heydrich del 31 de julio de 1941
Heydrich pregunta a Goering: En 1939, me dio la orden de adoptar medidas concernientes a la cuestión judía. ¿Debo ahora extender la misión que me confió entonces a los nuevos territorios conquistados en Rusia?
Hasta aquí, nada sobre el asesinato de judíos. Se trataba solamente de su traslado geográfico, teniendo simplemente en cuenta las nuevas condiciones (163).
La única solución final consistía pues en vaciar Europa de sus judíos alejándolos cada vez más hasta que la guerra (suponiendo que se ganase) permitiera ponerlos a todos en un ghetto fuera de Europa (como el plan de Madagascar que fue la primera sugerencia).
La hipótesis del lenguaje codificado y secreto es insostenible (164) pues, para otros crímenes, los documentos están claros: la eutanasia, la orden de matar a los comandos británicos, de linchar a los aviadores americanos, de exterminar a la población masculina de Stalingrado si se llegaba a ocupar. Para todos estos crimenes los documentos están ahí. Mientras que en este único caso no hay nada, ni originales, ni copias, ni, añadimos, las instrucciones o las órdenes necesarias para la ejecución de tan vastas directrices. (33.9375-9376).
En enero de 1942 Reinhard Heydrich, Jefe de la Gestapo, informaba a los dirigentes de Berlin que el Führer había decidido la evacuación de todos los judíos hacia los territorios del Este, sustituyendo de esta forma la deportación allende los mares proyectada con anterioridad (34-9544).
En una nota que circuló en marzo de 1942, en la Oficina de Heydrich los Ministros fueron informados de que los judíos de Europa deberían ser concentrados en el Este, en espera de que después de la guerra puedan ser enviados a un territorio alejado, tal como Madagascar, que sería su hogar nacional (34-9545-9546).
Poliakov apunta: Hasta su abandono, el plan Madagascar fue algunas veces designado por los dirigentes alemanes con el nombre de solución final de la cuestión judía (165).
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Para mantener a toda costa la tesis del exterminio físico, era necesario pues encontrar un subterfugio: Solución final del problema judío fue una de las frases convencionales para designar al plan hitleriano del exterminio de los judíos europeos (166).
Por otra parte no se ha dado ninguna justificación a esta hipótesis de un lenguaje codificado, que permita hacer decir esto que se imputa a cualquier documento. He aquí dos ejemplos:
El primero, la carta de Goering del 31 de julio de 1941(un mes más tarde de la carta de Heydrich citada más arriba, ¡en la que el significado había cambiado bruscamente!).
En esta carta Goering completa sus instrucciones a Heydrich: En cumplimiento de la tarea que le fue encomendada por Decreto del 24-1-1939, a saber, obtener para la cuestión judía por la vía de la emigración y de la evacuación la solución más ventajosa posible teniendo en cuenta las circunstancias, os encargo por la presente proceder a todos los preparativos necesarios para llegar a un resultado global (Gesamtlösung) de la cuestión judía en la zona de influencia alemana en Europa Os encargo elaborar rápidamente un plan global (Gesamtentwurf) que contenga las medidas de organización y las disposiciones concretas y materiales para realizar la solución final a la que aspiramos sobre la cuestión judía (167).
Es significativo que, al citar este documento (en la página108 de su libro), Reitlinger corta el comienzo que se refiere a la emigración y a la evacuación mientras que esta carta establece una nueva ampliación de las medidas de evacuación tomadas teniendo en cuenta las circunstancias en el momento en que Hitler no dominaba más que Polonia en enero de 1940 e incluso ni siquiera Francia, mientras que en julio de 1941 dominaba toda Europa.
El significado de la carta de Goering está por consiguiente perfectamente claro desde el primer párrafo: la política de emigración o de evacuación de los judíos, practicada hasta ese momento por Alemania, debería extenderse en adelante, en razón de las nuevas conquistas, a todas las zonas bajo dominación alemana en Europa. La solución conjunta tiene en cuenta la nueva situación. No se convertirá en una solución final hasta después de la guerra, donde, en el supuesto de una victoria total en Europa, incluida Rusia, una evacuación final, a Africa o a otro lugar, permitiría, de acuerdo con los objetivos permanentes de Hitler, vaciar a Europa de judíos.
En resumen, el mandato de Goering a Heydrich, a menos que se quiera interpretar arbitrariamente en función de un esquema preconcebido, no hace más que aplicar a Europa lo que, hasta entonces, no podía ser aplicado más que en Alemania. Objetivo sin duda alguna inhumano y criminal, pero que no comporta en ningún momento la idea de exterminio que le añade el Procurador de Nuremberg, Robert M. W. Kempner al declarar: Por estas líneas, Heydrich y sus colaboradores estaban oficialmente encargados del asesinato legal (de los judíos).
Habiendo protestado Goering contra la traducción inglesa de la palabra alemana
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Gesamtlösung (solución de conjunto) por solución final (Endlösung), el procuradorJackson se vió obligado a reconocer la falsificación y a restablecer el significado verdadero (168).
Desde el 24 de junio de 1940 Heydrich había venido informando a Ribbentrop de su deseo de realizar lo antes posible la solución final. Escribía:
El problema global planteado por la presencia actual de casi tres millones y cuarto de judíos en los territorios que están hoy bajo la soberanía alemana no puede ser resuelto por la emigración: una solución final territorial se hace necesaria (169).
Por aquella época Himmler había dirigido a Hitler una memoria cuya conclusión era: Espero ver la cuestión judía definitivamente resuelta gracias a la emigración de todos los judíos hacia Africa o hacia alguna colonia (170).
Hitler se adhirió a esta sugerencia puesto que el 10 de febrero de 1942, el responsable de la DeutschlandIII en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Rademacher, escribía en una carta oficial:
Entretanto, la guerra contra la Unión Soviética nos ha permitido disponer de nuevos territorios para la solución final. En consecuencia, el Führer ha decidido desplazar a los judíos no hacia Madagascar, sino hacia el Este. De esta manera, ya no hay necesidad de considerar Madagascar para la solución final (171).
La expresión original es en realidad die Gesamtlösung der Judenfrage o la solución de conjunto total sobre la que no hace falta insistir. Pero es Goering quien la emplea por vez primera en el primer párrafo de una carta de fecha 31-7-41 por la que daba a Heydrich la orden de prepararla (172) y utilizó en el primer párrafo la expresión die Endlösung der Judenfrage, y usualmente, éste fue el que prevaleció, pero con el mismo sentido y no en el de liquidación del problema. Cogido en flagrante delito de traducción tendenciosa por el mismo Goering, en Nuremberg el 20 de marzo de 1946, el juez Jackson fue obligado a rectificar (173). Pero, de este incidente, que destruye toda una teoría, la prensa no dice ni pío.
El segundo ejemplo de este cambio arbitrario del sentido de las palabras para justificar una tesis es el de la Conferencia del Grand Wannsee, celebrada en Berlín el 20 de enero de 1942.
Desde el principio de la Conferencia Heydrich recuerda que acaba de ser nombrado responsable encargado de la preparación de la solución final de la cuestión judía en Europa (Endlösung der europäischen Judenfrage) Será en adelante responsable del conjunto de medidas necesarias para la solución final de la cuestión judía sin tener en cuenta los limites geográficos.
Heydrich resume a continuación la política antijudía llevada hasta entonces:
- a - La exclusión de los judíos fuera de las esferas vitales del pueblo alemán.
- b - La exclusión de los judíos fuera del espacio vital del pueblo alemán.
De hecho tras el avance fulminante del ejército alemán en el Frente del Este (Unión Soviética) Heydrich actúa, pues, en función de esta nueva situación:
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Con la autorización previa del Führer, la emigración ha dado paso a otra posibilidad de solución: la evacuación de los judíos hacia el Este.
No se podrían sin embargo considerar estas acciones más que como paliativos, pero las experiencias prácticas ya recogidas en este sentido son de una importancia significativa para la futura solución final de la cuestión judía (174).
Esta solución definitiva sólo podía, en efecto, ser realizada tras la guerra y esta solución había sido siempre considerada de la misma forma: la expulsión de todos los judíos de Europa. Eso fue lo que dijo expresamente Hitler al Embajador en París, Abetz: el Führer le dijo que tenía la intención de evacuar a todos los judíos de Europa después de la guerra (175).
El texto de Wannsee (20 de enero de 1942)
Durante la solución final los judíos serán encaminados bajo una dirección apropiada hacia el Este para aprovechar su trabajo. Serán separados por sexos. Los judíos aptos para el trabajo serán conducidos en gruesas columnas hacia las regiones donde se están realizando grandes obras para construir carreteras, y por consiguiente, un gran número de ellos sucumbirá por selección natural.
Los que finalmente queden, que sin ninguna duda constituirán el elemento más robusto, deberán ser tratados en consecuencia pues representan una selección natural cuya liberación debe ser considerada como la célula germinal de un nuevo desarrollo judío (como lo demuestra la experiencia de la Historia ) (176).
Irving: He leído las actas del proceso de la WilhelmStrasse, el segundo, después del de Nuremberg. Se levantaron doce actas. Alguna no aporta más que el testimonio según el cual se había discutido, en la Conferencia de Wannsee, la liquidación de los judíos (177).
El Protocolo de Wannsee es el informe de una Conferencia que tuvo lugar el 20 de enero de 1942 y en la que participaron los Secretarios de Estado administrativamente interesados en la solución de la cuestión judía y los Jefes de Servicios encargados de su ejecución. Se trata de un texto donde no se nombran ni las cámaras de gas ni el exterminio, sino únicamente el traslado de los judíos al Este de Europa.
Este informe tiene todas las trazas de un documento apócrifo, si tenemos en cuenta la fotocopia que de él se publicó en el libro de Robert N. W. Kempner, Eichmann und komplizen, página132 y siguientes (178), no hay matasellos, ni fecha, ni firma, los carácteres de la máquina de escribir son normales en un papel de tamaño reducido, etc.
De cualquier forma, no se discutió de cámaras de gas.
En las traducciones francesas que se han hecho, se ha traducido por ejemplo die Zurückdrängung der Juden aus dem Lebensraum des deutschen Volkes por la eliminación de los Judíos del espacio vital del pueblo alemán, dando en el comentario a la palabra eliminación el sentido de exterminio, mientras que se trata de la expulsión de los judíos fuera del espacio vital del pueblo alemán. De la misma forma se ha
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procedido en las traducciones inglesa y rusa.
Sin embargo, para expresar su decisión de expulsar a los judíos de lo que ellos denominaban espacio vital, los alemanes emplearon de forma natural otras expresiones con el mismo significado, como Ausschaltung (exclusión, desalojo, eliminación) o sobre todo Ausrottung (extirpación, desarraigo). Es esta última palabra la que ha sido traducida por exterminio que en alemán se dice Vernichtung. Ejemplo: en su discurso de Posen ante los Obergruppenführer (generales de división de las Waffen SS) el 4 de octubre de 1943, Hitler dijo: Ich meine jetzt die Judenevakuierung, die Ausrottung des jüdischen Volkes Das jüdische Volk wird ausgerotten, etc. Matizando su idea en la frase siguiente, emplea la palabra Ausschaltung (179). Es decir: Ahora pienso en la evacuación de los judíos, en la extirpación del pueblo judío, etc. Pero en el Dossier Eichmann, M. Buillig traduce: Entiendo por la evacuación de los judíos, el exterminio del pueblo judío (180) y evacuación de los judíos, es decir exterminio (181).
Otro ejemplo: En una nota del 16 de diciembre de 1941, relativa a una de sus entrevistas con Hitler (182), Rosenberg emplea la expresión Ausrottung des Judentums. En la audiencia del 17 de abril de 1946, el Abogado General americano Dodd tradujo Exterminio de Judíos (183). Rosenberg protestó en vano. Pero en los discursos de los nazis, la expresión Ausrottung des Christentums, que se utiliza con frecuencla, se traduce siempre por extirpación del Cristianismo de la cultura alemana (184). Es solamente cuando se trata del judaísmo (Judentum) o del pueblo judío (das jüdische Volk) cuando la palabra Ausrottung significa exterminio y se aplica, no a la propia entidad, sino a todos los individuos que la componen
La Conferencia de Wannsee, del 20 de enero de 1942, en la que se ha pretendido, durante más de un tercio de siglo, que fue en ella donde se tomó la decisión de exterminar a los judíos europeos, desaparece, a partir de 1984, de la propia literatura de los más feroces enemigos de los revisionistas. Sobre este punto han debido, también, revisar su historia: fue en el Congreso de Stuttgart de mayo de 1984, donde esta interpretación fue explícitamente abandonada (185).
En 1992, Yehuda Bauer escribe en The Canadian Jewish News del 30 de enero que esta interpretación de Wannsee era estúpida (silly).
Finalmente el más reciente portavoz de los historiadores ortodoxos antirevisionistas, el farmacéutico Jean-Claude Pressac, confirma esta nueva revisión de la ortodoxia. Escribe, en la página35 de su libro: Les Crématoires d'Auschwitz, CNRS Ediciones, París,1993:
El 20 de enero, se celebró en Berlin la Conferencia llamada Wannsee. Si una acción de expulsión de los judíos hacia el Este fue considerada como la evocación de una eliminación natural por el trabajo, nadie habló entonces de liquidación industrial. En los días y las semanas que siguieron, la Bauleitung de Auschwitz no recibió ni una llamada, ni un telegrama, ni una carta solicitando el estudio de una instalación adaptada para tal fin.
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Incluso, en su Cronología recapitulativa indica, en la fecha del 20 de enero de 1942: Conferencia de Wannsee sobre la expulsión de los Judíos hacia el Este (186).
El exterminio ha sido revisado: se trata tan sólo de expulsión.
Es igualmente extraordinario que en todo este libro que tiene por objetivo probar la tesis del exterminio no se haga alusión al documento que, tras el de Wannsee, era, se decía, el más decisivo: la carta de Goering a Heydrich del 30 de julio de 1941 en la que se afirmaba que la solución final significaba exterminio, y no traslado fuera de Europa.
* * * El abogado Christie, defensor de Ernst Zündel en el proceso de Toronto, cita la página651 del libro de Hilberg donde se escribe: En noviembre de 1944 Himmler decidió que por toda clase de razones prácticas, la cuestión judía estaba resuelta. El 25 del mismo mes ordenó el desmantelamiento de todas las instalaciones de muerte (187).
Hilberg reconoce que no era una orden de Himmler (188): Becher la presentó probablemente de memoria en su testimonio. No era pues necesario utilizar el lenguaje exacto empleado por Himmler.
Una vez más Hilberg dice que Becher ha dicho que Himmler había dicho (189).
Que la solución final del problema judío no encontraría su solución más que después de la guerra, se encuentra también en el testimonio del Dossier pardo (Braun Mappe) del verano del 41. El párrafo titulado Directivas para la solución de la cuestión judía precisa: Todas las medidas concernientes a la cuestión judía en los territorios ocupados del Este no deben adoptarse más que después de la guerra, la cuestión judía encontrará en Europa una solución general (190).
Esta puesta a punto no comporta ninguna atenuación de los crímenes de Hitler, sino simplemente el aviso de una evidencia que no ha escapado ni siquiera a los encarnizados partidarios de la tesis del exterminio. Hitler, en los dos últimos años de guerra después de la batalla de Stalingrado, está acorralado, los aliados destruyen con sus bombardeos, sus centros de producción de guerra y desorganizan sus transportes.
Está obligado a movilizar nuevos efectivos desguarneciendo sus fábricas, y no se le hubiera ocurrido en esta obsesión fatal para el esfuerzo de la guerra, exterminar a los prisioneros y los judíos, en lugar de utilizarlos, aunque fuera en condiciones infrahumanas, poniéndolos a trabajar en sus fábricas. El propio Poliakov, en su Bréviaire de la haine (Breviario del odio) en la página3 subraya esta contradicción absurda: Es más económico destinarles a los trabajos más duros, que encerrarlos en una reserva.
Hannah Arendt demuestra también lo que había de demencial en una operación de este tipo: Los nazis llevaron ciertamente lo inútil hasta lo dañino cuando, en plena guerra, y a pesar de la penuria de materiales de construcción y de material móvil, acometieron enormes y costosas empresas de exterminio y organizaron el transporte de
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millones de personas la contradicción manifiesta entre esta manera de actuar y los imperativos militares dan a toda la empresa un aire loco y quimérico (191).
Lo que resulta todavía más extraño, es que espíritus tan sutiles como los de Poliakov o de Hanna Arendt hayan estado hasta tal punto obnubilados por sus a priori, que no hayan puesto en duda sus surrealistas hipótesis y recurrido a los documentos que podían aclarar estos puntos.
En Auschwitz-Birkenau, se hallaban las poderosas instalaciones químicas (Farben-industrie), de transportes (Siemens) y de construcción (Portland). En Monovitz (uno de los campos anexos de Auschwitz) trabajaban 10.000 presos, 100.000 obreros civiles, y 1.000 prisioneros de guerra británicos (192).
De 1942 a 1944, de los 39 campos satélites de Auschwitz, 31 utilizaban a los internos como mano de obra y 19 de ellos empleaban a una mayoría de judíos.
El 25 de enero de 1942, Himmler dirigía la siguiente orden al Inspector General de los campos de concentración: Prepárese a acoger a 100.000 judíos Importantes tareas económicas les serán confiadas a los campos de concentración en las próximas semanas (193).
En mayo del 44 Hitler ordenó utilizar a 200.000 judíos como obreros en el programa de construcción Jager y en la organización Todt.
Una orden del S.S. W. V. H. A. del 18 de noviembre de 1943 atribuía una prima a los detenidos incluidos los judíos que se hubieran distinguido en el trabajo (194).
No se trata pues aquí de nada loco o quimérico, sino, por el contrario, de un realismo implacable. Pero, sobre todo, esto constituye una refutación suplementaria de las tesis exterminacionistas.
B) Los testimonios
Durante el proceso de Auschwitz, que se celebró en Francfort, del 20 de diciembre de 1963 al 20 de agosto de 1965, en un monumental teatro, como requería una operación política con gran folklore, la formidable puesta en escena judicial no pudo evitar que en la exposición de motivos de su veredicto, el Tribunal de Casación reconociera que contenía elementos irrisorios para sostener su juicio.
Le faltan al Tribunal casi todos los medios de información de los que se disponen en un juicio criminal ordinario para recomponer una imagen fidedigna de los hechos, tal y como realmente se produjeron en el momento del asesinato. Faltaban los cadáveres de las víctimas, los informes de las autopsias, las conclusiones de los peritos sobre las causas de los fallecimientos; faltaban las pistas dejadas por los culpables, las armas del crimen, etc. La verificación de los testimonios sólo fue posible en contados casos (195).
El arma del crimen era, según la acusación, la cámara de gas. ¡Y he aquí que los jueces no encontraban pistas!
Bastaba sin duda que el hecho fuera de notoriedad pública. Como en los tiempos de los juicios contra las brujas, nadie podía poner en duda su comercio carnal
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con el diablo sin correr el riesgo de ir también él mismo a la hoguera.
Hasta 1757 era de notoriedad pública que el sol giraba alrededor de la tierra. Era un hecho evidente.
El historiador Seignobos subraya que la verdad de un hecho debe consagrarse por el número de testigos que la corroboran, la existencia del diablo en la Edad Media estaría mejor fundada que la de cualquier personaje histórico.
Uno de los juristas enviados por los Estados Unidos a Dachau convertido en campo americano y centro de procesos contra los crímenes de guerra, Stephen S. Pinter escribe:
Viví en Dachau durante 17 meses después de la guerra como juez militar de los Estados Unidos y puedo testimoniar que no existieron cámaras de gas en Dachau. Lo que se enseña a los visitantes se presenta de manera errónea como una cámara de gas, cuando en realidad es un horno crematorio. No existieron tampoco cámaras de gas en los campos de concentración de Alemania. Se nos ha dicho que había una cámara de gas en Auschwitz, pero como Auschwitz estaba en la zona rusa, no obtuvimos, por parte de los rusos, autorización para visitarla Puedo afirmar, tras seis años pasados después de la guerra en Alemania y Austria, que hubo muchos judíos muertos, pero que la cifra de 1millón no se alcanzó jamás, y me considero más cualificado que nadie en este respecto (196).
A falta de pruebas escritas o de documentos irrecusables, el Tribunal de Nuremberg debió fundarse en testimonios.
Los supervivientes, llamados como testigos y que han autentificado la existencia de cámaras de gas, lo han hecho no según lo que ellos habían visto, sino según lo que habían oído decir.
Un ejemplo típico e ilustrativo es el del Dr. Benedict Kautzsky, que sucedió a su padre en la dirección del Partido Social-democrata austríaco.
Después de haber declarado que en Auschwitz el tiempo máximo de supervivencia era de tres meses (aunque él permaneciera internado allí durante tres años), escribió un libro titulado: Teufel und Verdammt (El diablo y el condenado) publicado en Suiza en 1946, a propósito de las cámaras de gas: No las vi con mis propios ojos, pero su existencia me fue confirmada por varias personas dignas de crédito.
Algunos testimonios fueron tenidos por fundamentales, concretamente los de Rudolf Höss, de Saukel y el de Nyiszli, médico de Auschwitz.
El testigo clave fue Rudolf Höss, antiguo Comandante del campo de Auschwitz.
El resumen que dio, desde su detención, y que recoge la sinopsis de sus declaraciones de Nuremberg, respondía a todo lo que el Tribunal esperaba de él.
He aquí su declaración, hecha bajo juramento y firmada el 5 de abril de 1946.
Dirigí Auschwitz hasta el primero de diciembre de 1943 y estimo, que al menos 2.500.000 prisioneros fueron ejecutados y exterminados por gaseamiento y cremación, y que al menos otro medio millón sucumbieron allí de hambre y enfermedad, lo que hace un total de 3.000.000 de muertos aproximadamente. La solución final de la cuestión judía consistía en el exterminio de todos los judíos de Europa.
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Yo recibí la orden de preparar el exterminio en Auschwitz en junio de 1941. En aquel tiempo existían ya otros tres campos de exterminio en el Gobierno General: Belzec, Treblinka, Wolzek.
No se podría imaginar una confirmación más perfecta de las tesis que se iban a divulgar durante medio siglo.
Y, sin embargo, en este mismo texto se encuentran ya tres falsedades evidentes:
1 - La cifra de 4millones de muertos en Auschwitz, cifra oficial proclamada en Nuremberg, debe ser reducida al menos en dos terceras partes como lo prueba la nueva placa conmemorativa de Auschwitz-Birkenau que ha reemplazado la cifra de 4millones por la de: algo más de un millón.
2 - Los campos de Belzec y de Treblinka no existían en 1941. No se abrieron hasta 1942.
3 - No se ha podido probar la existencia del campo de Wolzek, jamás ha existido en ningún mapa.
¿Cómo se pudo admitir, sin verificación previa, este testimonio básico?
El propio Höss explicó más tarde que estas primeras declaraciones fueron escritas bajo el control de las autoridades polacas que fueron las que le arrestaron.
Desde mi primer interrogatorio, las confesiones las obtuvieron golpeándome. Ignoraba el contenido de los relatos aunque los hubiera firmado (197).
(Una nota a pie de página: un documento dactilografiado de ocho páginas firmado por Höss a las 2 horas 30 minutos de la madrugada del 14 de marzo de 1946. No difiere esencialmente de lo que él desde entonces dijo y escribió en Nuremberg o en Cracovia.)
El propio Höss describió, en sus notas manuscritas de Cracovia, las circunstancias del primer interrogatorio al que le sometió la policía militar británica.
Fui detenido el 11 de marzo de 1946 a las 23 horas La Field Security Police me infringió malos tratos. Se me arrastró hasta Heide, justamente el cuartel donde ocho meses antes había sido liberado por los ingleses. Es aquí donde se produjo mi primer interrogatorio, para el que se utilizaron argumentos contundentes. Ignoraba el contenido del atestado aunque lo firmara. Tanto el alcohol que me hicieron ingerir como los latigazos, fueron demasiado incluso para mí Algunos días después fui conducido a Minden-sur-Weswe, principal centro de interrogatorios de la zona británica. Allí, se me trató aun peor, ante un fiscal, un comandante (198).
No fue hasta 1983 cuando se tuvo la confirmación de las torturas inflingidas a Rudolf Höss para arrancarle las pruebas de los dos millones y medio de judíos exterminados por él, antes de 1943, en Auschwitz.
El libro fue escrito por Ruppert Butler con el título: Legions of Death (Las legiones de la muerte) (199). En él se aporta el testimonio de Bernard Clarke, que fue quien arrestó a Rudolf Höss después de haber obtenido de su esposa, bajo la amenaza de matarla a ella y a sus hijos, la dirección de la granja donde se escondía, y donde se le detuvo el 11 de marzo de 1946. Butler narra que fueron necesarios
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tres días de torturas para sacarle una declaración coherente (la que acabamos de citar, firmada el 14 de marzo de 1946 a las 2 de la madrugada).
Desde su detención fue golpeado hasta el punto de que al final el oficial de sanidad intervino con insistencia ante el capitán: mándeles parar o devolverán un cadaver.
La Comisión de Investigación americana compuesta por los jueces Van Roden y Simson, que fue enviada a Alemania en 1948 para investigar sobre las irregularidades cometidas por el Tribunal Militar americano en Dachau que había juzgado a 1.500 prisioneros alemanes, y condenado a muerte a 420 dictaminó que los acusados habían sido sometidos a torturas físicas y psíquicas de toda clase para forzarles a prestar las confesiones deseadas.
De esta forma, de 137 casos sobre los 139 examinados, los prisioneros alemanes habían recibido, en el curso de los interrogatorios, patadas en los testículos que les habían dejado heridas incurables (200).
El juicio de Auschwitz
La suerte del principal acusado, el último Comandante de Auschwitz Richard Baer, que moriría antes del inicio del juicio, es particularmente digna de interés. Fue detenido en diciembre de 1960 en los alrededores de Hamburgo donde vivía como un trabajador forestal. En junio de 1963, murió en prisión en misteriosas circunstancias.
Según varias fuentes, que tienen por origen los informes de la prensa francesa, Baer, durante su prisión preventiva, había rehusado de forma obstinada confirmar la existencia de las cámaras de gas en el sector que antaño tuvo bajo su responsabilidad (201).
El informe de la autopsia del Instituto médico-forense de la Universidad de Francfort dice que la ingestión de un veneno inodoro y no corrosivo no se puede excluir.
El abogado de Nuremberg, Eberhard Engelhardt, cita este pasaje del informe de la autopsia en una carta dirigida al Ministerio Fiscal de Francfort el 12 de noviembre de 1973 y afirma que Baer fue envenenado durante la investigación.
El informe Garstein, oficial de las Waffen SS, es tan visiblemente aberrante que fue rehusado como prueba por el Tribunal Militar de Nuremberg el 30 de enero de 1946, aunque posteriormente fuera utilizado parcialmente por el Fiscal francés Dubost, por las facturas del Zyklon B que en el se adjuntaban, en el proceso de Eichmann en Jerusalén en 1961.
Según este testigo el número de víctimas (60.000 al día en tres campos: Belzec, Treblinka y Sobibor) ¡ascendería a 25millones de víctimas! (202).
Vió además a 700 u 800 personas apiladas, dentro de una estancia de 25 metros cuadrados (¡más de 28 por metro cuadrado!).
Henri Roques escribió una tesis que demuestra la inconsistencia del informe
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Gerstein, y que obtuvo la mención de cum laude. Alain Decaux, en Le Matin de Paris del 13 de septiembre de 1986, escribía que todos los investigadores deberían en adelante tomar en cuenta estos trabajos añadiendo que el profesor Roques era el hombre mejor informado en la actualidad sobre el asunto Gerstein.
Pero se buscaron motivos administrativos para que su tesis no fuera tomada en consideración. Roques preparó su tesis en París bajo la dirección del Profesor Rougeot y trasladó el expediente para la defensa de la tesis a Nantes donde tuvo lugar, bajo la dirección del profesor Rivière, pero no abonó los derechos de matrícula en la Facultad de Letras de Nantes y por ese motivo se le retiró el título de Doctor.
Otro de los testigos más célebres fue el Dr. Miklos Nyiszli, médico húngaro deportado que escribió el libro Médecin à Auschwitz (203).
Su primera afirmación es que, cuando llegó al campo (a finales de mayo de 1944) los exterminios por gas se practicaban desde hacía cuatro años. Ahora bien, el documento de Nuremberg (204) indica que la puesta en marcha de los crematorios no se realizó hasta agosto de 1942 y el documento 4.463 dice que no estuvieron listos hasta el 20 de febrero de 1943.
En agosto de 1960, el Instituto de Historia Contemporánea (Institut für Zeitgeschichte) daba el siguiente comunicado de prensa:
Las cámaras de gas de Dachau no fueron nunca acabadas ni puestas en servicio Los exterminios masivos de los judíos por gas comenzaron en 1941-42 y sólo en pocos lugares de la Polonia ocupada, por medio de instalaciones técnicas preparadas para tal fin, pero en ningún caso en territorio alemán (205).
El testimonio de Sauckel, uno de los principales acusados, en la sesión del 30 de mayo de 1946 del Tribunal de Nuremberg también puede generar dudas.
Confirmo que mi firma aparece en este documento. Solicito al Tribunal permiso para explicar cómo fue obtenida esta firma.
Este documento se me presentó concluido. Pedí permiso para leerlo y estudiarlo, para decidir si debía firmarlo. Este me fue denegado Después un policía polaco o ruso entró y preguntó: ¿Donde está la familia de Sauckel? Nos llevaremos a Sauckel con nosotros pero su familia se quedará en territorio soviético. Soy padre de diez hijos y, pensando en mi familia, firmé este documento.
* * * Entre los testimonios de los criminales, el del General Ohlendorf es particularmente revelador. Este dirigió, desde el verano de 1941 hasta el verano de 1942, los Einsatzgruppen encargados de ejecutar a los comisarios políticos que dirigían la actividad de los partisanos en el Sur de Rusia. En el juicio del I.M.T. (206) declaró que había recibido órdenes verbales para añadir a sus funciones la de exterminar a los judíos utilizando los camiones dispuestos para ello incluidas las mujeres y los niños (207).
El testimonio del General Ohlendorf durante su segundo juicio (208) fue
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completamente diferente. En primer lugar se retractó de sus declaraciones al I.M.T. en lo concerniente a la orden verbal de exterminio de los judíos: reconoció haber matado a judíos y gitanos pero en el contexto de la lucha contra los partisanos pero en absoluto siguiendo un plan específico de exterminio de judíos y gitanos. Reconoció también haber matado a 40.000 personas y no a 90.000 como había dicho en el I.M.T. (209).
* * * A los historiadores críticos no se les ha opuesto ninguna refutación crítica, ninguna discusión científica contradictoria: sólo les han opuesto, en el mejor de los casos, el silencio y, en el peor, la represión.
Mientras subsista esta represión y esta conspiración del silencio respecto a las investigaciones críticas y siga por el contrario un financiamiento pletórico persistirán en mí las dudas e incluso el escepticismo, que la experiencia de una parcialidad semejante y una discriminación tal no hacen más que reforzar.
De esta discriminación y de esta parcialidad tengo experiencia desde hace 14 años. Desde el juicio de 1982 instado por la L.I.C.R.A. porque situé la guerra del Líbano en la lógica del sionismo político, y aunque las pretensiones de la L.I.C.R.A. fueran invariablemente desestimadas e incluso condenada en costas, en primera instancia, en apelación y en casación.
Mi libro L'Affaire Israel, ediciones Papyrus, París, 1983, ha llevado a su editor a la quiebra más inmediata.
Otro libro mío, Palestine, terre des messages divins, ediciones Albatros, París, 1986, no pudo ser distribuido normalmente. Los libreros que se atrevían a exponerlo eran sistemáticamente amenazados con la rotura de sus escaparates. La mayor parte de los ejemplares fueron devueltos al editor y fue prácticamente retirado de la circulación. Al igual que el presente libro sobre el que se ensaña la prensa, desde el Canard Enchaîné a Le Monde, pasando por Le Parisien, La Croix y L'Humanité, sin darme la menor posibilidad de respuesta, con la única excepción de Le Figaro, que aceptó publicar mi respuesta, en una versión, sin embargo, mutilada.
Estos silencios, estas persecuciones, estas represiones contra una Historia crítica de los crímenes hitlerianos se apoyan en pretextos completamente difamatorios y mentirosos. Para mostrar los inmensos crímenes de Hitler, tanto los que infrigió a los judíos como a todos sus enemigos, comunistas alemanes, o eslavos que le acabarían derrotando, no había necesidad de mentira alguna.
Ignorar que los crímenes nazis no se redujeron únicamente contra los judíos sino que originaron decenas de millones de muertos en la lucha contra el fascismo es otra clase de racismo que puede incitar a la discriminación y al odio racial.
Es contra esa orquestación de odio contra los investigadores críticos contra la que tenemos hoy que luchar y aportar los datos de la información, con la
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esperanza de que sirvan para suscitar una discusión verdadera sobre las realidades objetivas de aquel pasado, sin tildar a tal o cual investigador de prejuicios políticos ocultos; sin condenarle por anticipado a la represión o al silencio. No se forja el porvenir perpetuando los odios y alimentándolos con la mentira.
La crítica verificada de los testimonios históricos y los estudios científicos permitirán ofrecer a la opinión pública la posibilidad de reflexionar sobre los crímenes de ayer para prevenir los de mañana. Es una obligación moral a la par que científica.
* * * Hasta ahora, sólo se han dado cifras arbitrarias y falsas algunas de ellas por personalidades de gran talento y de una perfecta buena fe.
No han salido verdaderas obras maestras, como por ejemplo, la novela de Robert Merle: La mort est mon métier, que reconstruye, en primera persona, el itinerario de Höss, Comandante de Auschwitz. Incluso citando las cifras arbitrarias de los falsos testigos, Robert Merle alcanza a veces un estilo digno de Stendhal:
...el Fiscal gritó: ¡ Vd. ha matado a tres millones y medio de personas!
- Tomé la palabra y dije: os pido perdón ¡no he matado más que dos millones y medio!
Se escucharon entonces murmullos en la sala No podía hacer otra cosa sin embargo, que rectificar una cifra inexacta (210).
En el ámbito cinematográfico la película de Alain Resnais Noche y niebla ofrece una imagen emocionante, inolvidable, de la barbarie y el martirio, aunque se encuentra desfigurada la evocación de la cifra de 9millones de víctimas judías solamente en Auschwitz.
Toda una literatura, y sobretodo un maremoto cinematográfico y televisivo, se ha consagrado a esta tergiversación del sentido del crimen hitleriano. ¿Cuántas veces por ejemplo se ha proyectado, tras la Liberación y cuando toda una generación podía conocer y juzgar las hazañas de quienes más eficazmente lucharon contra los nazis, la película: La batalla del agua pesada, que evoca la gesta decisiva de Joliot-Curie y de su equipo para ocultar, en Noruega, los depósitos de agua pesada que hubieran permitido a Hitler construir y utilizar el primero la bomba atómica?
La misma pregunta podíamos formular, para La batalla del rail que revive cómo los ferroviarios sabotearon los transportes alemanes para paralizar las concentraciones de tropas. ¿Cuántas películas, como ¿Arde París? muestran, a pesar de la exageración del papel desempeñado por los Estados Mayores exteriores, la sublevación del pueblo de París liberando por sí solo su ciudad y capturando al Gobernador alemán Von Choltitz, para obligarle a la capitulación?
Por el contrario, ¿cuántas veces nos han pasado Exodo, Holocausto, Shoah y tantas y tantas cintas noveladas? Como si el sufrimiento de unos no pudiera compararse con el sufrimiento de todos los demás y con sus heroicas luchas.
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Para este Shoah-business los comanditarios son generosos. En primer lugar el Estado de Israel. Menahem Beghin manda subvencionar al film Shoah con 850.000 dólares para, decía él, este proyecto de interés nacional (211).
Una de las películas que más ha contribuido a manipul ar la opinión mundial fue la serie televisiva Holocausto. El telefilm Holocausto es un crimen contra la verdad histórica. El objetivo principal era que un acontecimiento tan masivo, el exterminio de 6millones de judíos, no podía pasar desapercibido para el pueblo alemán en su conjunto. Si los alemanes no se enteraban, es porque no habían querido enterarse y, por tanto, eran culpables (212).
Y he aquí los frutos venenosos que acarrean estos breviarios del odio.
A todos estos agentes del enemigo se les debería expulsar del territorio metropolitano. Hace dos años que nos preguntamos la posibilidad de hacerlo. Lo que nos falta es muy simple y muy claro: la autorización y suficientes barcos. El problema que consistiría en hundir esos barcos no depende, por desgracia, del Consejo Municipal de París (213)
Se trataba de un propósito muy meditado. El Sr. Moscovich lo confirmaría el 15 de enero de 1963 con motivo de un juicio por difamación instado por él mismo: Efectivamente siento que los enemigos de Francia no sean exterminados ¡y aún lo lamento! (214)
Tras una primera obra digna y sobria, escrita justamente a la salida del campo de Buchenwald: L'Univers concentrationnaire, Ediciones de Minuit, París, 1946, David Rousset ha suministrado bajo una forma literaria y sutil, en Les Jours de notre mort la mayoría de los tópicos que constituirán el molde de la literatura concentracionaria.
Hasta Martin Gray, en Au nom de tous les miens, utiliza los servicios de un gran escritor francés para describir un campo en el que jamás había puesto los pies. Desde los falsos archivos del Ministerio de Antiguos combatientes descubiertos por Serge Klarsfeld, hasta las falsedades apocalípticas de Elie Wiesel (Premio Nobel) que vió también con sus propios ojos llamas gigantescas salir de una fosa al aire libre a donde se arrojaban niños pequeños (en las llamas no repararon ninguno de los aviones americanos que no cesaron de sobrevolar el campo). En un crescendo de la atrocidad y del delirio, añade: más tarde he sabido por un testigo que durante meses y meses el suelo no había dejado de temblar; y que de cuando en cuando, los geysers de sangre habían salpicado (en esta ocasión se trata de un testimonio sobre Babiyar) (215).
La apoteosis de esta literatura novelesca lo constituye el best-seller mundial del Diario de Ana Frank. La novela, maravillosamente conmovedora, suplanta lo real, y una vez más el mito se transforma en Historia.
El historiador inglés David Irving, que participó en el juicio de Toronto los días 25 y 26 de abril de 1988 (216) aportó sobre el Diario de Ana Frank, el siguiente testimonio:
El padre de Ana Frank, con quien mantuve correspondencia durante varios años, ha
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aceptado por fin dar su permiso para que se someta el manuscrito del Diario a un examen de laboratorio, lo que se exige siempre que hay discrepancia sobre un documento.
El laboratorio que se encargó de esta peritación fue el laboratorio de la policía criminal alemana de Wiesbaden. La conclusión fue que una parte del Diario de Ana Frank había sido escrito con un bolígrafo (este tipo de bolígrafos no fue comercializado hasta 1951 mientras que Ana Frank murió en 1945).
David Irving continua: Mi propia conclusión sobre el Diario de Ana Frank es que fue en gran parte auténticamente escrito por una judía de unos diez años. Los textos han sido recogidos por su padre, Otto Frank, tras la muerte trágica a causa del tifus de su joven hija en un campo de concentración: su padre y otras personas a las que no conozco, corrigieron este Diario para darle una forma vendible que enriqueciera a la vez al padre y a la Fundación Ana Frank. Pero, como documento histórico, la obra no tiene ningún valor puesto que el texto ha sido alterado.
Existen testimonios que evocan las diversas formas de gasear a las víctimas, aunque nunca se nos haya enseñado el funcionamiento de una sola cámara de gas (de las que el ingeniero Leuchter demostró su imposibilidad física y química). Tampoco se ha podido encontrar rastro de los innumerables camiones que sirvieron, para las emanaciones del Diesel, de cámaras de gas ambulantes, ni las toneladas de cenizas de cadáveres enterrados tras la cremación.
No existe ninguna fotografía de las cámaras de gas y los cadáveres se han esfumado. Sólo quedan los testigos (217).
El interminable rollo de Claude Lanzman se explica así en palabras del propio autor: era necesario hacer este film con nada, sin documentos de archivos, todo inventado (218).
C) El arma homicida
Si uno pretende captar el punto de vista objetivo en un proceso criminal, es de la máxima importancia escuchar a los expertos pronunciarse sobre un gran número de cuestiones aunque no sea más que para hacerse una idea de la credibilidad tanto de los testigos como de la de algunos documentos. Es esto lo que nos permite formular aquí algunas preguntas.
¿Cuánto tiempo era preciso para que actuara el Zyklon B y como se manifestaban sus efectos?
¿Durante cuánto tiempo el gas permanecía activo en un local cerrado (es decir sin aeración, o con una ventilación inmediatamente consecutiva a su utilización)?
¿Era posible, como se ha afirmado, penetrar sin máscara de gas, en los locales inundados del Zyklon B, sólo media hora después de la utilización de este gas?
¿Era posible incinerar completamente los cadáveres en 20 minutos en el horno crematorio?.
¿Los hornos crematorios podían funcionar día y noche sin interrupción?
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¿Es posible quemar cadáveres humanos en fosas profundas de varios metros de profundidad y en caso afirmativo, en cuánto tiempo?
Pues bien, hasta ahora no se ha presentado ningún cuerpo del delito.
No daremos más que dos ejemplos:
-- de las cámaras de gas itinerantes mediante camiones;
-- el del jabón hecho con la grasa humana (patraña utilizada ya durante la guerra de 1914-18). De igual modo que el gaseamiento es una versión reciclada de los gaseamientos de los Servios por los Búlgaros en 1916 (219).
La historia de los exterminios por verdaderas cámaras de gas móviles compuestas por camiones en los cuales habrían sido exterminados millares de personas al dar una orientación del tubo de escape del Diesel hacia el interior, fue divulgada por primera vez a la opinión occidental en el New York Times del 16 de julio de 1943, página7 (hasta entonces el tema no había sido desarrollado más que en la prensa soviética).
Incluso aquí, el arma del crimen (los cientos o los miles de camiones acondicionados para estos asesinatos) ha desaparecido. Ni uno sólo de ellos ha podido ser aportado, en ningún juicio, como prueba de convicción.
Se puede tener en cuenta también que si el plan de exterminio debía mantenerse en el secreto más absoluto del que nos habla Höss, parece extraño que fuera notificado a miles de conductores de camiones y a los macabros asistentes que se hacían cargo de las víctimas (sin orden para tal misión) y luego hacían desaparecer mágicamente a estos miles de cadáveres, siendo depositarios del terrible secreto.
Wiesenthal ha asegurado la propagación de la leyenda del jabón humano en los artículos publicados en 1946 en el periódico de la comunidad judía austríaca, Der Neue Weg (La nueva vía). En un artículo titulado RJF, escribía:
Las terribles palabras Transporte para jabón fueron escuchadas por vez primera a finales de 1942. Fue en el Gobierno General (de Polonia) y la fábrica se encontraba en Galicia, en Belzec. De abril de 1942 a mayo de 1943, 900.000 judíos fueron utilizados como materia prima de esta fábrica.
Después de la transformación de los cadáveres en diversas materias primas, escribe Wiesenthal, el resto, los desechos grasos residuales, era empleado para la producción de jabón. Continúa:
Después de 1942, las personas del Gobierno General sabían muy bien lo que significaba el jabón RJF. El mundo civilizado no puede imaginar la alegría que este jabón proporcionaba a los nazis del Gobierno General y a sus mujeres. En cada pastilla de jabón, veían a un judío que había sido mágicamente puesto allí e impedido así que llegara a ser un segundo Freud, Ehrlich o Einstein.
El Memorial de Yad Vashem contesta de forma oficial que los nazis no fabricaron jabón con los cadáveres de los judíos. Durante la guerra, Alemania sufrió una escasez de materia grasa y la producción de jabón estaba bajo la supervisión del Gobierno. Las pastillas de jabón fueron marcadas con las iniciales RIF, siglas
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alemanas que indicaban Oficina del Reich para el aprovisionamiento de materias grasas. Algunos leyeron por error RJF, e interpretaron pura grasa judía. El rumor se extendió rápidamente.
* * * Existen tres documentos que permitirían, si fueran discutidos seria y públicamente, poner fin a la polémica sobre las cámaras de gas: estos son el Informe Leuchter (de 5 de abril de 1988), la peritación-contradictoria de Cracovia del 24 de septiembre de 1990, y la de Germar Rudolf (1994), pues son los únicos que manifiestan una aproximación científica y objetiva al tema, y que aportan el análisis de las muestras efectuados in situ, que permiten un análisis químico.
El Zyklon B, a base de ácido cianhídrico, se señala como el producto que habría gaseado a las masas de detenidos. Normalmente este producto se utiliza para la desinfección de ropa interior o de instrumentos que conllevan el riesgo de propagar epidemias, en concreto el tifus, desde antes de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo el ácido cianhídrico fue utilizado por vez primera, para la ejecución de un condenado, en Arizona, en 1920. Otros Estados norteamericanos lo han utilizado para la ejecución de sus condenados, y en concreto California, Colorado, Maryland, Mississipi, Missouri, Nevada, Nuevo Méjico y Carolina del Norte (220).
El ingeniero Leuchter ha sido asesor para los Estados de Missouri, California y Carolina del Norte. Hoy varios de estos Estados han renunciado a esta modalidad de ejecución por razones de su excesivo coste, no sólo del gas HCN, sino del material de fabricación y mantenimiento que, por razón de las medidas de seguridad que exige su uso, lo sitúan como la forma más costosa de ejecución.
Además, la ventilación necesaria tras la fumigación con Zyklon B exige un mínimum de 10 horas dependiendo de las dimensiones del edificio (221). La hermeticidad de la sala exige un revestimiento de epoxia o de acero inoxidable y las puertas deben estar dotadas de juntas de amianto, de neopreno o de teflón (222).
Tras haber visitado y peritado las muestras, las pretendidas cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau y de otros campos del Este, Leuchter llega a las siguientes conclusiones: (12.001 a propósito de los crematorios 1 y 2 de Auschwitz): La inspección sobre el terreno de estas construcciones indica que la concepción de tales instalaciones fue de muy mala calidad y peligrosa si hubieran servido como cámaras de ejecución. Nada se había previsto en las mismas
El KremaI está junto al hospital de las SS de Auschwitz y está dotado de tuberías de desagüe con canalizaciones que vertían en la principal alcantarilla del campo, lo que habría permitido al gas infiltrarse en todos los edificios del campo (223). En relación a Majdanek: el edificio no pudo ser utilizado para el fin que se le atribuye y no responde tampoco a las necesidades mínimas de la construcción de una cámara de gas.
Leuchter ha llegado a la conclusión de que no se cumplieron ninguna de las
NOTAS
153. Olga Wurmser-Migot. Le Système concentrationnaire nazi. P. U. F. 1968, p. 544 y p. 13.
154. Lucy Dawidowicz. The War against the jews, 1975. p.121.
155. Walter Laqueur, The terrible secret, Francfort de Main, Berlín, Viena 1981, p. 190.
156. Le Soir, Bruselas, 19-20 de octubre de 1991, p. 16.
157. Artículo de Luc Rosenzweig, en Le Monde del 27 de enero de 1995.
158. The Revised Hilberg. Simon Wiesenthal Annal Vo1., 3.1986. p.294.
159. La Destruction des Juifs d'Europe, Raul Hilberg, p. 4-82.
160. Gerald Flemming. Hitler un die Endlösung. Wiesbaden-Munich. 1982. p. 56.
161. Joseph Billig. La Solution finale de la question juive. París 1977, p. 58.
162. N. G. 2586.
163. 33. 93739374. Referencia a los minutos del Proceso de Toronto de 1988.
164. Permite ciertamente decir aquello de no importa que no importa a quien. Durante la ocupación, un mensaje
cifrado de Londres, decía por ejemplo: No olvidéis reuniros con Margarita que significaba, haced saltar el puente tal.
165. Poliakov. Le Procès de Jerusalem. París, 1963, p. 152.
166. Gerald Reitlinger. La Solution finale, p. 19.
167. Hilberg (op. cit) 2a edición p. 401 (N. G. 2586-E. P. S. 710).
168. International Military Trial IX, 575.
169. Pieza justificativa n· 464 del proceso de Eichmannn en Jerusalén.
170. Vierteljahreshefte, 1957, 197.
171. Documento N. G. 3933, del proceso de la Wilhelmstrasse, citado por Reitlinger. The final solution, p. 79, donde éste interpreta todavía en el sentido de ficción o camuflaje sin dar para ello la menor justificación.
172. P. S. 710 T. XXVI, p. 266.
173. International Military Trial IX, p. 552.
174. N. G. 2586 G.
175. Documents on German Foreign Policy, 1918-1945. Serie D, Vol. X. p. 484.
176. Conferencia de Wannsee, 13-3133.
177. Conferencia de Wannsee, 33-9372-9373.
178. M. Robert N. W. Kempner, Eichmann und komplizen, Europa Verlag 1961.
179. P. S. 1919, T XXLX, p. 145.
180. P. S. 1919, T XXIX,p. 55.
181. P. S. 1919, T XXIX, p. 47.
182. P. S. 1517, T. XXVII, op. 270.
183. P. S. 1919, T XXIX,Tomo XI, p. 562.
184. Cf. Revue d'Histoire de la Seconde Guerre mondiale, 1· de octubre de 1958, p. 62.
185. Eberhard Jaeckel y Jurgen Rohwer. Der ord an den Juden im Zweiten Weltkrieg (La muerte de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial) D. V. A. 1985 p. 67.
186. Conferencia de Wannsee sobre la expulsión de los Judíos hacia el Este, p. 114.
187. Testimonio de Kurt Becher. 8 de marzo de 1946. P. S. 3762.
188. Testimonio de Kurt Becher. 8 de marzo de 1946. 4-861 a 864.
189. Testimonio de Kurt Becher. 8 de marzo de 1946. 4.867.
190. P. S. 702. Henri Monneray. La Persécution des juifs dans les pays de l'Est présentée à Nuremberg. C. D. J. C. 1949.
191. Hannah Arendt, Le Système totalitaire. París 1972, p. 182.
192. German crimes in Poland. Varsovia, 1946, I. p. 37.
193. N. O. 020-a.
194. Centro del Museo de Auschwitz, 6-1962, p. 78.
195. Página 109 de la exposición de motivos del veredicto.
196. Carta de Pinter al semanario católico Our Sunday visitor, 14 de junio de 1959, p. 15.
197. Rudolf Höss, Commandant à Auschawitz: l'autobiographie de Rudolf Höss, p. 174.(5. 956).
198. Documento n·-1210.
199. Ruppert Butler, Legions of Death Ed. Hamlyn Paperbacks.
200. Entrevista del Juez Edward L. Van Roden a la revista The Progressive, de febrero de 1949.
201. Hermann Langbein, Der Auschwitz-Prozess, Europäische Verlagsanstalt, Francfort. 1965.
202. Cote P. S. 1553.
203. Publicado en 1953 por Jean-Paul Sartre en Les Temps Modernes, traducido por Tibere Kremer,Julliard, 1961.
204. N.0.4.401.
205. Die Zeit, 19 de agosto de 1960.
206. I.M.T. son las iniciales del International Military Trial en el que fueron juzgados los mayores responsables del régimen hitleriano. N.M.T. (Nuremberg Military Trials) designa un conjunto de juicios posteriores que enjuició a criminales de menor importancia, aunque algunos de estos acusados comparecieron en varios de estos procesos. Fue el caso por ejemplo del General Ohlendorf, inculpado en el 9· de estos procesos (volumen 4 del N.M.T. )
207. (I.M.T. Vol. IV, p. 311-355 y I.M.T. Vol. XXII, p. 478-480; 491-494; p. 509-510; 538
208. N.M.T. caso 9.
209. N.M.T. Vol. IV p. 223-312.
210. Robert Merle: La mort est mon métier. Ed. Gallimard. 1952. Folio p. 365-366.
211. Agence Télégraphique juive, 20 de junio de 1986. The Jewish Journal. N. Y. 27 de junio de 1986 p. 3.
212. Libération, 7 de marzo de 1979.
213. Bulletin municipal officiel de Paris. Debate de los reunidos, Consejo Municipal de París, sesión del 27 de octubre de 1962, p. 637.
214. Le Monde, 17 de enero de 1963.
215. Elie Wiesel: Paroles d'étranger. Ed. del Seuil. 1989, p. 192, p. 86.
216. Juicio de Toronto. (33. 9399-9. 400).
217. Le Nouvel Observateur, 26 de abril de 1985.
218. Libération, 25 de abril de 1985, p. 22.
219. The Daily Telegraph, Londres 22 de marzo de 1916, p. 7 y The Daily Telegraph, Londres 25 de junio de 1946,
p. 5.
220. Informe Leuchter n· 9.004.
221. Informe Leuchter n· 6.005.
222. Informe Leuchter n· 7.001.
223. Informe Leuchter n· 12.002.
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Título original: Roger Garaudy, Les Mythes fondateurs de la politique israélienne. 2a édicion: Samiszdat Roger Garaudy, Paris, 1996.
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© Historia XXI Ap. C. 14.243 08080 - Barcelona 1a edición: Diciembre 1997 Traducción: José Luis Jérez Riesco. ISBN: B-84-923089-0-7 Depósito legal: B.48.721-97.